A lo largo de la extensa historia de la literatura, las mujeres han sido frecuentemente relegadas a un papel secundario, sus voces silenciadas por las normas sociales de sus épocas. Sin embargo, detrás de los velos de la historia, se ocultan las valientes historias y las poderosas palabras de mujeres que desafiaron las limitaciones de sus tiempos. En este blog, retrocederemos en el tiempo y exploraremos el impacto de las escritoras que, a pesar de las barreras impuestas por la sociedad, dejaron una huella imborrable en la educación y la literatura desde la Edad Media hasta el siglo XVIII.
Al trabajar con estas autoras en clase y en los trabajos de aula, no solo estás proporcionando una visión más completa de la historia literaria, sino que también estás presentando modelos de mujeres que desafiaron las convenciones de su tiempo y dejaron una huella.
Comenzamos con:
La princesa Wallada bint al-Mustakfi (994 – 26 de marzo 1091)
Wallada bint al-Mustakfi, una destacada poetisa andalusí, nació en Córdoba, hija de Muhammad al-Mustakfi y de una esclava cristiana de gran belleza. Fue una mujer muy diferente a los convencionalismos del siglo XI: prescindió de matrimonio o tutela masculina, impartió clases de lectura, escritura y poesía a otras mujeres de la época sin importar su condición estamental. Las crónicas cuentan que caminaba por las calles sin cubrirse el rostro con un velo y llevaba en su vestido bordado estos versos:
Por Alá, que merezco cualquier grandeza
y sigo con orgullo mi camino.
Doy gustosa a mi amante mi mejilla
y doy mis besos para quien los quiera.
Wallada vivió su infancia en casa de su padre, en un palacio conocido como la Munya del Romano. Tuvo como preceptor al maestro poeta Ibn Hazm, quien rápidamente se dio cuenta de que la joven tenía unas capacidades intelectuales sorprendentes.
A pesar de ser criticada muy duramente por los integristas, Wallada logró destacarse en el ámbito literario. Sus versos, llenos de pasión y anhelo, capturaron la atención del califa Qasim, quien la invitó a formar parte de su harén. Sin embargo, Wallada no tuvo ninguna relación sexual con el califa, quien se dedicó únicamente a adorarla.
Además de su talento para la poesía, Wallada también se destacó por su compromiso con la educación y la difusión de la cultura. Sin hermanos varones, se convirtió en la heredera de los derechos reales de su padre, que decidió vender. Esta decisión le proporcionó el apoyo financiero necesario para llevar la vida que había elegido: una vida de total independencia, sin la necesidad de un tutor masculino. Con este dinero también abrió un salón literario donde impartía sus enseñanzas a otros, creando un espacio de intercambio y aprendizaje que reunió a un grupo de tertulianas y escritoras.
La poeta es famosa por su relación con el poeta Ibn Zaydun. En Córdoba encontramos un monumento en honor a su historia de amor. En el templete se recogen los siguientes versos:
Tengo celos de mis ojos, de mi toda,
de ti mismo, de tu tiempo y lugar.
Aun grabado tú en mis pupilas,
mis celos nunca cesarán.
Wallada
Tu amor me ha hecho célebre entre la gente.
Por ti se preocupan mi corazón y mi pensamiento.
Cuando tú te ausentas nadie puede consolarme.
Y cuando llegas todo el mundo está presente.
Ibn Zaydun
Su romance está bien documentado en los poemas que se intercambiaron, que reflejan una pasión intensa marcada por los celos. Esta relación fue interrumpida por la infidelidad de Ibn Zaydun. Detrás de este engaño estaba Ibn Abdús, un visir de la corte del califa que la quería y sobornó a una esclava de la bella joven para que sedujera a Ibn Zaydun. A partir de ese momento, Wallada escribió versos llenos de dolor y luego de sátira, mientras que Ibn Zaydun expresó su arrepentimiento. Independientemente de quién fuera, los versos del poeta revelan su arrepentimiento, del cual toda Córdoba fue testigo. Wallada, por otro lado, no lo perdonó y, según las crónicas, vivió bajo la protección de Abdús aunque se dice que recorrió al-Andalus exhibiendo su poesía.
Algunos de los poemas que muestran el dolor del engaño que le produce Ibn Zaydun:
Si hubieses sido justo en el amor que hay entre nosotros,
no amarías, ni hubieses preferido, a una esclava mía.
Has dejado la rama que fructifica en belleza
y has escogido rama que no da frutos.
Sabes que soy la luna de los cielos,
pero has elegido,para mi desgracia, sombrío planeta.
*****
Cuando te enteraste de lo mucho que te quiero
y supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
y cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumisa,
yo, que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
te alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
y de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa tus miradas por las líneas de mis cartas
y verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño mío: mi corazón se deshace
de quejarse tanto a un corazón de pura piedra.
La vida y obra de Wallada bint al-Mustakfi son un testimonio de la riqueza cultural de Al-Ándalus y del papel que las mujeres desempeñaron en la literatura y la educación durante la Edad Media. Su legado sigue vivo hoy en día, inspirando a nuevas generaciones de escritoras y poetas.