OBJETIVO 2. EL MÓVIL

Ahora vamos a realizar otro experimento que nos ayudará a subir nuestra autoestima ¿por qué es tan importante esto de la autoestima? Es importante porque en cuanto creáis en vosotros mismos le restaréis importancia a lo que piensen los demás. Te imaginas a ti mismo sin esa pesada carga, viviendo tu vida y haciendo lo que más te gusta. Dominar esto es muy difícil, de hecho hay muchos adultos que no lo consiguen nunca, pero tú sí que puedes lograrlo, una vez más es cuestión de práctica.

Maticemos por un segundo esta idea, porque también me he dado cuenta de que algunos padres educan a sus hijos, cada vez más, para creerse los mejores del mundo, despreciando cualquier cosa que venga de los demás y eso no tiene nada que ver con la autoestima. A esto se le llama ser egocéntrico, que es verse a sí mismo con derecho a todo. El egocéntrico no es capaz de ver sus errores porque él no los comete, tampoco es capaz de pedir perdón y reconocer que se ha equivocado en algo y necesita mejorarlo. El egocéntrico desconecta cuando sus amigos, familiares o profesores no le dicen lo que quiere oír y, en algunos casos, responden de forma violenta. Por este motivo una persona así no tiene amigos de verdad, puede tener admiradores, que es lo único que entra en su campo de visión y, desde luego, tampoco respetará a sus padres, porque para esta persona todos somos objetos de los que puede obtener algo y en caso de no obtener nada no le sirven y, por tanto, los desecha.

¿Cómo sabemos si somos egocéntricos? Está claro que hay muchos grados, pero si crees que tu verdad y tu realidad o lo que tú piensas es lo único válido y verdadero, si crees que los demás están ahí para servirte porque tú eres un ser superior o si piensas que cualquier cosa que hagas está justificada por ser tú, entonces eres egocéntrico. En el libro puedes ver un ejemplo con el personaje de Alejandro. En muchos casos los padres necesitan ser educados al respecto porque desde que nacen les dicen a sus hijos que son los más guapos y los más listos del mundo, independientemente de lo que digan o hagan, de forma que algunos niños y niñas crecen pensando que tienen derecho a todo. En este caso también les podemos ayudar, necesitaríamos reprogramarlos, por decirlo de algún modo, y os voy a dar las claves para hacerlo. El problema en estos casos radica en que el egocéntrico no es capaz de salir de este estado por sí mismo, así que necesitará toda la ayuda que pueda obtener de padres, amigos o profesores.

Para saber tu grado de egocentrismo escoge una de las siguientes opciones. Recuerda que el primer paso para mejorar nuestros defectos es darse cuenta y reconocerlos, muchas personas cometen el error de justificarse de todo y ante todo y, por tanto, no ven sus errores y no pueden ponerles remedio. Así que ante la siguiente situación no te mientas o intentes justificar tu respuesta porque nunca encontrarás la salida, lo mejor es escoger sin miedo la opción que de verdad haríamos y luego te explicaré para cada caso cómo ponerle remedio.

Imaginemos que tenemos un móvil y estoy conectado a las redes sociales y acabo de colgar una foto en la que salgo increíble. He invertido al menos una hora en encontrar la pose perfecta y añadir filtros a la imagen, sin embargo, han pasado unas tres horas y no he recibido ningún comentario, ni “me gusta”. ¿Cómo reaccionas?

a) Desde el minuto uno que he subido la imagen no me separo del móvil y estoy pendiente a cualquier notificación. Me enfado si alguien me habla porque solo puedo pensar en ¿por qué no tengo likes? Un sentimiento de frustración y resentimiento se acumula sobre todos mis seguidores y los imagino en mi mente desdeñando la imagen.

b) En esta situación consulto el móvil de vez en cuando y me entristezco y lleno de pena porque no hay nadie que me diga que le gusto y me encierro en mi cuarto repitiéndome lo desagradable e inútil que soy.

c) Sigo con mi vida porque no he vuelto a consultar el móvil y no me he dado cuenta si he recibido likes.

¿Has escogido?

Antes de daros las respuestas me gustaría señalar que las nuevas tecnologías son una herramienta magnífica, pero como toda herramienta siempre dependerá del uso que le demos. Así que analicemos lo que nos ofrecen las redes. Su éxito radica en incrementar nuestro ego y en sentirnos conectados con otras personas. En ningún momento las estoy criticando, pero sí que tenemos que revisar la forma en la que accedemos a ellas ¿accedemos por los “me gusta”? O ¿accedemos para compartir historias, momentos o hechos que resultan interesantes para nosotros? Efectivamente, ahí está la respuesta, en el primer caso solo busco reconocimiento y aprobación y en el segundo disfruto con algo y lo comparto. Algunos de mis alumnos, por ejemplo, lo suelen usar para el primer caso y como consecuencia abren la puerta a todo tipo de personas en sus redes sociales con edades indefinidas y, en algunos casos, sin control parental. No voy a hablar aquí de los peligros que entraña esta situación, pero dedica un tiempo a reflexionar sobre:

– ¿Qué sentido tiene agregar a más y más gente que no conozco? ¿Le dedico más tiempo a personas que no conozco que a personas con las que convivo? ¿Hasta qué punto me influye lo que se dice o no se dice de mí en las redes sociales? ¿Suelo publicar o comentar cosas que sé que me aseguran un número determinado de likes?

Aprovecha el momento para reflexionar también sobre ¿cómo te relacionas con los demás?, ¿intentas obtener algo de tus relaciones sociales o familiares?

Bien, ahora analicemos las respuestas del test. Una vez más en las dos primeras opciones tu mente te ha jugado una mala pasada. La verdadera razón por la que no habías recibido ningún like para esa imagen es que era sábado por la mañana y la mayoría de tus seguidores estaban de excursión, en reuniones familiares, en alguna actividad deportiva… y no se habían preocupado de mirar el móvil.

¿Cómo conseguir que no te afecte? Una vez más la práctica, empieza por cambiar tus pensamientos y transformarlos de negativos a positivos y aprende a vivir sin la opinión de los demás, la única persona a la que le tiene que gustar esa imagen o esa actitud o ese trabajo… es a ti mismo. Lo cierto es que no podemos controlar lo que piensan los demás, pero sí podemos controlar lo que pensamos de nosotros mismos, no importa que a los demás no les guste una foto, un comentario, lo importante es que te guste a ti.

Las redes sociales pueden influir y mucho en los adolescentes de una forma negativa, porque en ese momento de la vida solo os importa lo que piensen de vosotros, así que si observas que el uso continuado del móvil te afecta negativamente te recomiendo que pruebes a estar un día, una semana, un mes… sin él. De esta forma te será muchísimo más fácil desintoxicarte de las opiniones de los demás.

Con mi grupo de alumnos y con algunos padres decidimos llevar a cabo el siguiente experimento y la actitud en clase de estos alumnos, su comportamiento con los demás y consigo mismos mejoró notablemente, también sus calificaciones. La solución que les ofrecí a los padres y alumnos que quisieron ponerlo en práctica fue la de dejar el móvil en una cajita al llegar a casa y cogerlo en franjas delimitadas. De esta forma se dieron cuenta de cuánto tiempo disponían para ellos y lo poco que les afectaba los innumerables grupos de Whatsapp, entre otras plataformas.

Para realizar este experimento necesitarás trabajar tu fuerza de voluntad, puede que al principio te cueste mucho, dependiendo de tu nivel de adicción al móvil, así que empieza con periodos cortos (horas) y luego por semanas puedes ir aumentando su uso restringido a días o semanas. Tú mismo/a notarás unos resultados sorprendentes y verás la cantidad de tiempo que puedes dedicar a otras actividades.

Si estáis trabajando este taller en clase sería fenomenal hacer una puesta en común con los resultados y compartir experiencias que habéis podido vivir ahora que no centráis vuestra atención en lo que piensan de vosotros.

Comenta los resultados que has obtenido. En la primera fase puedes dejarlo un par de horas al día mientras estás en casa. ¿Cómo te has sentido? ¿Qué has hecho?

En una segunda fase has llevado a cabo el experimento durante una semana (no es necesario dejar de usar el móvil, tan solo restringirlo a unas horas) ¿cómo lo llevas? La pregunta del millón ¿a qué dedico ahora tanto tiempo? Te propongo lo siguiente:

  • Queda con un amig@ (no para ver el móvil, para hablar).
  • Da un paseo.
  • Escucha música mientras recoges tu cuarto.
  • Lee un libro.
  • Cocina.
  • Da una vuelta en bici.
  • Escribe un diario.
  • Apúntate al centro de actividades lúdicas de tu pueblo o ciudad…

Enhorabuena, has alcanzado los 15 días de móvil restringido ¿a qué actividades puedes dedicar ahora más tiempo?

LLevas un mes ¡GENIAL! Comenta y saca tus propias conclusiones ¿qué diferencias notas con respecto a los primeros días?, ¿en qué ha cambiado tu vida?

Escribe tus comentarios y experiencias.